martes, 6 de marzo de 2012

El espejismo de los sentenciados...

Las mujeres no han querido aceptarme porque soy “muy valorable para ellas” y siempre dicen eso se rebajan para no estar conmigo, y para más remate, me dicen que “aproveche mi soltería” ¿Qué la aproveche? ¡He sido un triste soltero toda mi vida! Es como si le dijeran a un cesante muerto de hambre que postula a un trabajo y que no se lo darán, porque desean que siga disfrutando de su tiempo libre. Siempre me ilusionan, me muestran cariño para después desecharme, demostrando que jugaron conmigo todo el tiempo. Y para terminar rematándola, las mujeres me dicen que “soy un hombre que cualquier mujer desearía tener”, todas están pasándose la pelota y nadie quiere hacer el gol.

Pienso que ya no quedan personas adecuadas a mi personalidad ni para hacer amigos, y no me he atrevido porque siento que estoy mendigando. Ha sido así desde que tenía 16 años, y ahora, estoy muy paranoico con ellas, porque ya no les creo.

¿Por qué me siento tan infeliz siendo tan correcto? Toda esa buena actitud ya es parte de mí, no puedo ser malo o egoísta con los demás porque luego viene el cargo de conciencia. En las fiestas me siento incómodo porque no tomo ni fumo, por eso no recurro a ellas. Lo raro es que la gente me felicita por como soy y que debo seguir siendo así.

¿Pero porqué ellos no hacen algún esfuerzo por mejorar también? ¿Por qué la pasan tan bien con todos los vicios que tienen?