martes, 15 de diciembre de 2009

Puedes odiar...?

El odio es un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno. El odiar supone el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.

Por eso cuando alguien dice que es incapaz de sentir odio, que no odia a nadie o que no debemos de odiar a nadie, se que que estoy ante un imbécil, un hipócrita, un pusilánime o alguien que es las tres cosas al mismo tiempo.

Contrariamente a lo que la corrección política sugeriría el odio no es malo en sí mismo. El odiar es vicio o virtud en función de las razones para odiar (o la carencia de ellas). Existen cosas, personas, situaciones y fenómenos que merecen ser odiados y otras que no.

Hace poco leí la afirmación de que el odio “fue el origen del holocausto”, afirmación que funciona bien como cliché, pero no fue el odio “a secas” el origen del holocausto, sino el odio indiscriminado, ignorante, injustificable e irracional en contra del pueblo judío que promovía el nazismo. Si algo pudo poner fin al nazismo fue la antipatía y aversión que llegó a provocar así como el deseo de detenerlo. Si algo detuvo al nazismo fue el odio, un odio totalmente justificado.

Hay cosas, personas, fenómenos y situaciones que merecen ser odiadas. El odiar a todo aquello que se opone, niega o destruye nuestra vida como seres racionales es una virtud.


1 comentario:

Juank! dijo...

jaaaaaa! bryan, a los años! el post está graciosón, y es cierto, no existe nadie que no odie, por más mínimo que sea el sentimientito. Un abrazo y un saludo pre-navideño, la chamba me absorbio pero pronto estaremos en contacto!